Voy a casa de Al, entro y lo primero que hace es echarme en cara haber tardado tanto en ir. Tengo los ojos muy rojos y ni siquiera me pregunta qué es lo que me ha pasado ni tampoco se da cuenta porque su enojo es tal que piensa que es el único que tiene algo.
Consigo responderle, y le comento que él no es
el centro del universo y que las demás personas también tenemos vida y no somos
sus sirvientes. Es tal mi enfado que le hago con mala cara lo que me ha pedido
y le pido que sea paciente e intente pensar en los demás y no sólo en él. Al se
ha dado cuenta de su error y me pide mil perdones, pero mi humor no mejora y
decido irme de compras y donde mejor que ir a Primark.
Llego
a la tienda. Nada más entrar veo un vestido supermono, que puñetera casualidad
una morena lo coge justo antes de poder cogerlo, es Vanesa. La muy borde me mira y se ríe, es lo que me
faltaba para subir mi enfado. Intento no hacerle caso, así que me doy media
vuelta, salgo de la tienda y la dejo con la palabra en la boca.
Me voy a la tienda de Valeria a ver si
encuentro algo que me haga olvidar con una sesión se sexo en solitario en mi
habitación. Voy tan distraída que me
choco con una señora y casi la tiro al suelo, le pido mil disculpas. Cuando se
gira la señora me doy cuenta que es la gitana que me encontré hace varias
semanas. Se recompone y me acepta las disculpas. Se acuerda de mí.
-
¿Ya has podido elegir? –me pregunta
-
Todavía no. – Mira que no creo en estas cosas pero con lo que me está
sucediendo últimamente- ¿Le puedo hacer una pregunta?
-
Claro mujer lo que quieras porque sé lo que me vas a preguntar. Te contestaré a
lo que quieras pero éste no es el sitio más adecuado, podemos ir a la cafetería
que hay en la esquina y me invitas a un café a cambio, ¿te parece bien?
Vamos
a la cafetería y nos sentamos en una mesa al fondo del local. La gitana empieza
a decirme todo lo que me está ocurriendo al ver que soy un poco incrédula. Poco
a poco me va convenciendo con sus palabras. No me he dado cuenta y le pregunto
su nombre. Se llama Carmen y me dice que no preocupe por Francisco porque algo
saldrá mal y será decisivo para que no se vaya nunca con su padre y respecto a
la decisión que debo de tomar dentro de poco ocurrirá algo y será determinante
para mi decisión.
Me
despido de Carmen. Le agradezco sus consejos, prometo volver a verla más a
menudo y ayudarle en lo que pueda.
****
Llego
a casa un poco más tranquila, me ha venido bien salir y encontrarme con Carmen.
Entro
en casa. Voy al baño y empiezo a desnudarme. Me empiezo a duchar y no puedo
parar de pensar en lo perfecto que hubiese sido poder repetir el trío con Al y
con Lucas. Mi mente va recordando todo lo que hicimos y me empiezo a calentar.
Cojo la esponja con forma de fresa que me compré en la tienda de Valeria y me
empiezo a frotar, el vibrador me hace querer algo más y paro. Me visto
rápidamente y voy a casa de Al. Cuando me ve entrar por la puerta, me pregunta
si estoy bien. Le digo que necesito urgentemente un buen revolcón.
Estamos
en plena faena, empieza a sonar mi móvil. Intento no hacer caso, pero el móvil
suena sin cesar. Lo cojo, es un número oculto. Es la policía. Mi mente empieza
a imaginarse lo peor. No pueden dame detalles, tengo que ir a comisaría lo
antes posible para que me informen de lo que ha pasado.
Me
voy a comisaría y al llegar pregunto por el Inspector Martínez. Un señor me
indica que lo acompañe y me deja en una sala esperando.
Cuando
llega el inspector Martínez, lo primero que me pide es que no me ponga nerviosa
ya que la situación no ha llegado a más.
Empieza
a decirme que han intentado secuestrar a Francisco.
-
¡¿Cómo!? ¿Francisco está bien?
Me
empiezo a marear, se da cuenta, se sienta a mi lado, me coge la mano intentando
tranquilizarme
-
Sí, tranquila señora su hijo está perfectamente. –Me relata lo sucedido- Su
hijo estaba en la papelería, había bajado con su compañero de clase a comprar
unas cosas que le hacían falta para terminar su trabajo, cuando al salir una
mujer morena les ha pedido que si la podía acompañar a cruzar la calle ya que
había perdido sus gafas y no veía muy bien, los dos niños la han acompañado al
otro lado cuando su exmarido ha abierto la puerta trasera de la furgoneta y han
intentado meter sólo a Francisco dentro, lo que no contaban era con que su compañero
empezara a chillar y por casualidad pasasen dos motos de la Policía Nacional y
les echase todo a perder.
-
¿Quién era la chica? –Tengo mil preguntas que hacer pero lo único que quiero es
ver a Francisco.
-
La detenida se llama Vanesa García. La señorita García ya ha estado detenida en
otras ocasiones por acoso, y otros delitos.
Una
vez terminado todo en comisaría, Francisco y yo nos vamos a casa. Al llegar a
la puerta de la escalera nos encontramos con cara de preocupación a Lucas, me
abrazo a él y siento un gran alivio. Nos acompaña arriba y cuando entra
Francisco en casa se gira dispuesto a irse. Le pido por favor que entre y se
tome un café, así podremos charlar un rato.
Francisco
se va a la cama y nos quedamos solos en el salón. Estamos sentados en el sofá.
Le cuento todo lo sucedido y me dice que tiene un amigo de la infancia que es
abogado y le debe un favor, le pedirá que me ayude con lo de la custodia. Con
Lucas tengo una sensación de seguridad y tranquilidad que con Al no consigo
tener, cada vez se me hace más difícil no pensar en Lucas. De repente noto sus
labios en los míos, se da cuenta que me ha sorprendido y se separa.
-
Perdona, pero es que no puedo dejar de pensar en ti. –me dice.
-
No pasa nada, te entiendo, pero tienes que respetar que estoy con Al y no puedo
hacerle esto. Creo que lo mejor será no estar con ninguno de los dos para poder
darme cuenta realmente con quién quiero estar
-
Creo que ahora mismo tienes demasiadas cosas y lo primero sois tu hijo y tú así
que lo entiendo.
-
Mañana iré a hablar con Al.
No hay comentarios:
Publicar un comentario