El vecino de AL lado . Capítulo 3

 

Sus carnosos labios se pegan a los míos como los polos opuestos de un imán, se niegan a separarse de ellos y yo me niego a que se alejen de mí. Su habilidosa lengua se pasea por mis labios provocándolos y sin pensarlo más, ahora soy yo quien mete mi juguetona lengua en su boca, donde ambas se enlazan y abrazan con una pasión que calienta todo mi cuerpo. Llevo varias noches soñando con probar su sabor y ahora que lo tengo aquí, enterito para mí, no voy a dejarlo escapar. Me deleito con su sabor a… «¿Coca-Cola?». Me sorprendo al reconocer ese aroma al que soy adicta y que me vuelve loca, en la boca del hombre que amenaza con ser mi mayor adicción.

—Sabes a ¿Coca-Cola? —consigo preguntar cuando separa sus labios de los míos y comienza a descender su cálida lengua por mi cuello, haciendo que relámpagos de placer se instalen en la parte baja de mi estómago. «Joder, me está poniendo como una moto»

—Ajam, soy adicto a ella —me susurra a escasos centímetros del oído y acaba la frase con un pequeño mordisco que me eriza la piel.

 —Yo… yo también —digo totalmente enloquecida y vuelvo a fundirme en sus labios. «¿Qué me pasa con este chico? Me hace perder todo mi autocontrol»

Siento como la manga derecha de mi bata empieza a deslizarse por mi brazo y soy consciente de que debajo, ¡no llevo nada! Rápidamente siento las yemas de los dedos de Al trazando círculos en mi hombro desnudo e inevitablemente, un jadeo escapa de mi boca y choca directamente contra sus labios. Mi bombero favorito sonríe al escuchar el sonido que he emitido, me agarra de la cintura y me pega totalmente a él.

«Uff, uff» Resoplo al notar su notable entrepierna contra mi estómago. Calor, mucho calor. Ahora es cuando él tendría que sacar su manguera y apagar todo mi fuego, aunque soy consciente de que si eso llega a suceder, lo único que conseguiríamos es incendiar todo el vecindario al completo. «¡Oh dios mío, cómo me está poniendo!» Ya me imagino a este portento de hombre haciéndome el amor desenfrenadamente y llevándome de la mano a los orgasmos más maravillosos de mi vida.

—¿Aún sigue en pie la propuesta de verte con el tanga rojo de encaje que se te cayó en el rellano la otra noche? —me pregunta sacándome de mis ensoñaciones—. Porque desde ese día, te he imaginado estrenando esa prenda para mí, solo para mí, y puedo asegurarte que me he vuelto loco de placer.

Siento como mis piernas flojean al escuchar lo que me está diciendo y él debe darse cuenta, porque me agarra más fuerte y me pega totalmente a él.

—¡Mamá, ya he llegado! —Se escucha la voz de mi hijo Francisco desde el salón y siento como un jarro de agua fría cae sobre mi cabeza. «¡Qué inoportuno es este niño!» Pienso malhumorada.

—¡Joder, joder! Mi hijo…—maldigo entre dientes mientras me recoloco la bata y me separo varios centímetros de Al.

—¿Tienes un hijo? —me pregunta cerrando la camisa y yo asiento apoyada sobre la mesa de la cocina—. Pareces muy joven para ser madre.

—Todo el mundo lo dice —intento controlar mi respiración que aún está agitada por lo que ha estado a punto de suceder entre nosotros—. Fui madre muy joven.

—Mamá, ¿qué hay de comer? —Mi hijo se detiene en la puerta y examina al bombero de arriba abajo para después dedicarme una mirada inquisitiva.

—Hola cariño —intento parecer calmada, aunque por dentro estoy muy alterada. «Casi me pilla mi hijo en mitad de la faena» —, éste es Alberto, el vecino nuevo que ha alquilado el piso de doña Amparo.

Mi hijo hace un movimiento de cabeza en señal de saludo.

—¿Qué ha pasado aquí? —me pregunta arrugando la nariz—. ¡Huele a quemado!

—Sí hijo, se me ha quemado la cebolla cuando…—me interrumpe.

—¡Seguro que estabas hablando por WhatsApp con tus amigas del grupo de lectura! —me regaña mostrando su fuerte carácter, ese que ha heredado de mí.

—Esta vez no hablaba con mis chicas, estaba bañándome cuando ha sucedido todo.

—A mí no me engañas mamá, me voy a mi habitación. ¡Avísame cuando esté la comida! 

Francisco desaparece de la cocina y por fin puedo respirar tranquila.

—¡Qué poquito ha faltado! —exclama Al mirándome con una sonrisa divertida en los labios—. ¿Te imaginas que hubiera llegado unos minutos después y…?

—¡No lo digas! No quiero ni imaginármelo. —Ambos empezamos a reír a carcajadas.

Alberto se ofrece a ayudarme a limpiar la cocina pero yo me niego, ya ha hecho bastante por mí salvándome la vida. Sin embargo, no puedo negarme a que nos invite a comer a Francisco y a mí. No tengo nada preparado y en el estado que está la cocina, tampoco creo que pueda cocinar nada.

Mientras yo preparo la mesa para tres, Al cruza a su casa a por una olla de espaguetis a la carbonara y cuando por fin nos sentamos a la mesa, degustamos ese magnífico plato que él mismo ha preparado.

—¿Eres el novio de mi madre? —pregunta de repente Francisco haciendo que me atragante con el sorbo de Coca-Cola que me acabo de llevar a la boca.

—¡Francisco! —regaño avergonzada, pero mi hijo no me hace caso y vuelve a prestar toda su atención en Al.

—Si quieres salir con ella, tendrás que pedirme permiso a mí. ¡Yo soy el hombre de la casa!

—Lo tendré en cuenta, jovencito —ríe Al, divertido—. Espero poder hacerlo muy pronto. —El bombero le regala un guiño a Francisco y vuelve a posar sus ojos en mí. Yo me ruborizo por primera vez en mucho tiempo… «¿Este bombón de hombre está insinuando que quiere un nuevo encuentro conmigo?»

Después de comer, Alberto, tras volver a insistir en ayudarme y yo volver a negarme, se marcha. Lo acompaño a la puerta, me pide mi número de teléfono, yo se lo doy encantada y tras agradecerle que me haya salvado la vida, se aleja unos pasos camino a su piso. Cuando estoy a punto de cerrar la puerta, su voz ronca me hace detenerme.

—¿Quedamos esta noche para cenar?

La Minny que llevo dentro empieza a saltar de alegría, sin embargo recuerdo algo que acaba con todas mis ilusiones.

—Esta noche imposible, la chica que se queda con Francisco ha viajado y no puedo dejarlo solo. ¿Mañana?

—Tengo guardia en el parque de bomberos. ¿Pasado mañana? —yo asiento y él me regala un guiño—. Paso a recogerte a las diez.

Cuando cierro la puerta, me apoyo sobre ella y suspiro con una sonrisa en los labios como una quinceañera que acaba de tener su primera cita de amor. Rápidamente soy consciente de algo y, rauda y veloz, corro hacia mi habitación y me tiro sobre la cama.

¡¡Chicas!!

Es imposible leer los ochocientos noventa y cinco mensajes que tengo...

Pero por favor, ¡prestarme atención!

Emi: ¡¡Hombreee!! Si es la chica perdida.

Raquel Campos: ¡Minny! Estábamos empezando a preocuparnos por ti.

Paula Varga: No es normal que desaparezcas tanto tiempo.

Dacar Santana: Seguro que se ha ido a buscar a su bombero… jajajaja

¡Mucho mejor! Él ha sido quién ha venido a buscarme a mí…

Nora: ¿Qué dices? ¿Hablas en serio?

Mónica: ¡Anda ya! Ésta nos está vacilando…

Se me ha quemado la cocina y él me ha salvado la vida.

Se ha presentado en mi casa con manguera incluida y uff…

Emi: ¡No jodas!

Raquel G. Estruch: Tantos días planeando qué incendiar y resulta que el destino ha hecho todo el trabajo él solito… jajaja

Paula Varga: Pero cuenta, cuenta, no nos dejes así.

Ness: ¿Cómo tiene la manguera el bomberito?

Jajaja no ha pasado nada.

Dacar: ¡No me lo creo!

Mónica: ¡Ni yo!

Pues creerlo chicas, casi nos pilla Francisco y me he quedado con un calentón…

¡Ya os podéis imaginar cómo estoy!

Raquel Campos: Muy mal, lo que tenía que haber apagado ese bombero es tu fuego interno, no la cocina… jajaja

Pasado mañana espero que me lo apague bien bien jajaja

Hemos quedado para cenar…

Marta de Diego: Oleee nuestra Minny…

Cristy: Va a cumplir sus fantasías sexuales con un bombero…

¡Y qué bombero chicas! ¡Qué bomberooo!

Estoy en modo babeo todavía…

Paula Varga: ¡que no se te olvide mandarnos foto del famoso Al!

Raquel G. Estruch: Y si puede ser… con manguera incluida… jajajaja

Que sí, que no se me olvida…

¿Y vosotras que habéis estado haciendo?

Lorena: viendo fotos del hermano de Dacar

Encarni: ¡madre mía! ¡qué hombre!

Gemita: ¡qué monumento!

Alma Gulop: yo casi me desmayo cuando he visto la foto…

Dacar: jajajajaja, si lo sé no os envío nada… cómo se entere mi hermano me mata…

Yo también quiero verla, ¡enviadla de nuevo!

Que no se me ha descargado.

Gemita: ¡Qué pena! No hubieras desaparecido :P

Lorena: te la mandaremos cuando nos envíes una de tu bombero…

Vivi: ¡esoo! Intercambio de fotos…

Lorena: Aunque Juanma es mío… ¡Mi tesoro!

Alma Gulop: ¡De eso nada bonita!

Carmen: ¡Es de todas!

Bueno como no me lo queréis enseñar, yo mejor me voy a apagar mi fuego

Una vez más, voy a ser autosuficiente.

Aunque con Al, seguro que pronto no me hará falta

Carmen: jajaja

Dacar: jajajaja eso eso, a darle a tus juguetitos pensando en Al

Emi: hasta que él decida poner en práctica sus dotes de manguera…

¡No lo dudéis chicas! Jajaja

Decido no leer más mensajes y desconectar el móvil para que mis amigas no interrumpan lo que estoy deseando hacer. El encuentro con Al me ha dejado demasiado excitada. Me aseguro que Francisco está estudiando en su dormitorio, echo el cerrojo de mi habitación y busco en el armario lo que necesito en este momento. Cojo entre mis manos mi caja de corazones de varios colores y cuando la abro, todos mis juguetes íntimos que he comprado en el sex-shop de mi amiga Valeria aparecen ante mí. Finalmente me decido por uno de ellos y…

¡Qué comience la diversión!

 

Capítulo de : Alma Gulop 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ♥ El Rincón de Xulita Minny | 5 de enero 2015