Mientras
me dirijo a su suculento pene, le miro a los ojos, cómplice, no necesito
pedirle permiso, pero algo dentro de mí me dice que debo dejarle claras mis
intenciones, no pararé hasta no obtener todo el placer que me he visto obligada
a darme con mis juguetitos por su culpa, por tener ese cuerpo escultural que me
hace perder el sentido y ¡¡encima bombero!! «Algo he tenido que hacer bien para
que los dioses se hayan puesto de mi parte», pienso divertida.
Tengo
su bien más preciado entre mis labios, mi lengua juega con su glande,
arrancándole roncos gemidos de placer. Tengo mis manos puestas en sus apretadas
nalgas y noto que cada vez están más tensas, introduzco su miembro en mi boca
hasta casi el fondo de mi garganta, desesperado agarra mi pelo y de su boca
sale algo parecido a una súplica, si no fuese por su dura voz:
—Minny
por favor, no pares —«te contestaría si no tuviese los labios ocupados», por lo
que aumento la presión en su pene, haciendo que penetre cada vez más rápido en
mi boca, cuando estalla en un orgasmo derramando en mi faringe su esperma.
Le
miro divertida pasando relamiéndome por mis labios, felicitándome a mí misma
por el buen trabajo que he hecho.
—Me
parece, bombero, que tu manguera necesita llenar el tanque de nuevo —le digo
entre risas mientras me incorporo y me estiro su camiseta que me llega casi
hasta la rodilla.
—¡No
sabes lo que has dicho! —exclama y en sus ojos se desatan de nuevo las llamas
del deseo—. Antes te dije que me recuperaba con mucha facilidad, ha llegado el
momento de demostrártelo.
Me
envuelve entre sus fuertes brazos y devora mi boca con tanta pasión que apenas
soy capaz de respirar, me acerca a su atlético cuerpo lo que hace que note su
impresionante erección contra mi estómago.
—Ahora
vamos a jugar en la liga profesional, se acabaron los entrenamientos ―dice
mientras me coge en volandas y me lleva a su habitación. Me deja en la cama, se
deshace de la camiseta de un sólo movimiento y arranca mi tanga favorito de
Primark de un tirón.
Se
tumba encima de mí, sin dejarme opción a protestar, ni siquiera puedo moverme,
me penetra de un sólo empellón y bombea con fuerza, sus labios se posan junto a
mi oído y con una voz ruda, pero muy seductora, empieza a susurrarme lo mucho
que me desea desde que interrumpí su ducha, las noches que se ha masturbado
pensando en mí vestida únicamente con el tanga rojo…
Cada
palabra suya me excita cada vez más, estoy a punto de estallar de placer por
segunda vez en esta noche…
—¡Vamos
pequeña, dámelo!
Y
como si de una orden se tratase, me dejo ir en un orgasmo arrollador, que
inunda por mil sensaciones distintas, cada uno de mis músculos se contrae para
no dejar escapar ni un ápice de placer. Al, una vez que los espasmos debidos al
orgasmo desaparecen, se corre dentro de mí, noto cómo sus fluidos inundan mi
vagina, proporcionándome otra ola de calor…
—Eres
increíble, Minny, ahora quiero poseerte con dulzura, con caricias, con todo lo
que una mujer como tú se merece. Espérame aquí, voy a preparar un baño
caliente, nos ayudará a relajarnos y recuperar fuerzas para lo que te tengo
preparado.
Al,
abandona la habitación y oigo como trastea por el baño.
«Joder,
qué pasada de hombre, cuando se lo cuente a las chicas no me van a creer, y
Dacar ¿Qué dirá ella cuando se entere que es amigo de su hermano? En cuanto
llegue a casa, cojo el móvil y les cuento todo con pelos y señales». Estoy
tentada de buscar el teléfono ahora mismo para darles un adelanto… pero estoy
tan agotada, que no tengo ni fuerzas para levantarme… ese baño me vendrá bien,
hacía mucho tiempo que no tenía una sesión de sexo como ésta, es más, creo que
nunca había tenido uno tan bueno como el de hoy.
—¿Echando
una cabezadita, preciosa? —me sorprende con sus palabras cuando entra en la
habitación.
—No,
en realidad estaba pensando en lo maravilloso que ha sido todo.
—Pequeña,
esto no ha hecho más que empezar —me vuelve a coger entre sus brazos y nos
dirigimos hasta el baño. El olor es fantástico, una mezcla entre rosas y
cítricos que combina a la perfección. Varias velas rojas dispuestas en un
círculo en el suelo son la única iluminación que me permite ver su magnífico
rostro.
Me
sumerge con cuidado en el agua y después se mete él colocándose detrás de mí.
Va acariciando suavemente mi espalda; con sus manos coge agua y la deja caer
sobre mis hombros, haciendo que resbale por mis pechos, endureciendo mis
pezones a su contacto.
Continúa
durante un rato jugando con el líquido en mi piel antes de pasar a regarme de
besos por la nuca, subiendo despacio hasta llegar al lóbulo donde me da
pequeños mordisquitos, que se reflejan directamente en mi vagina.
—Minny,
me gustas, me gustas mucho —susurra.
Cuando
voy a contestarle que a mí también me gusta, bueno más que gustar, me encanta,
oímos cómo aporrean la puerta con ímpetu.
—¡Dios
Al, corre, ve a abrir! A lo mejor es Inés. ¡Ohhh seguro que le ha pasado algo a
Francisco!
Salimos
los dos del agua a toda prisa, tropezando con las velas del suelo, que se
apagan con las gotas que caen de nuestros cuerpos. Al se pone una toalla a en
su cintura, y va casi resbalando por el pasillo hasta la puerta.
—¡¿Se
puede saber qué haces duchándote a estas horas?! —Se oye una voz masculina al otro
lado de la puerta, menos mal que no me ha dado tiempo a anudarme la toalla,
estaba a punto de salir corriendo detrás de él.
—Joder,
¿¡qué hacéis aquí!? No son horas de venir a molestar.
—Venga,
colega, date prisa y vístete, hay un pirómano suelto y estamos todos convocados
en el parque.
—¿Me
estáis tomando el pelo?
—Mira,
majo, si cogieses el teléfono o te dignaras a leer los WhatsApp, verías que
llevamos más de una hora intentando localizarte y al final hemos optado por
venir a buscarte directamente.
—¡Joder,
desconecté el móvil!
—Tú
sólo lo apagas cuando estás con una chica…
—Déjate
de tonterías, voy a vestirme, esperadme abajo, en cinco minutos estoy con
vosotros. ¿Es muy grave la situación?
—Sí
hermano, hay varios focos de incendios descontrolados amenazando algunas
localidades cercanas, hay que darse prisa.
Al
vuelve al baño…
—Lo
siento, Minny, tengo que irme…
—Lo
sé, no te preocupes, corre, te están esperando.
—Te
prometo que te compensaré.
—No
pienso olvidarme de esa promesa —le digo guiñándole un ojo seductora.
En
menos de tres minutos se ha vestido, peinado, me ha dado un par de besos
rápidos en la boca y ha desaparecido por la puerta.
—¡Puedes
quedarte a dormir si quieres! —me dice asomando su cabeza por la puerta del
dormitorio.
—Pensé
que ya te habías ido —le digo acercándome a él.
—Sí,
pero me olvidé de esto —Y me suelta un beso tan apasionado, que si no hubiese
sido porque estaba desnuda, mis bragas directamente se hubiesen desintegrado—.
Lo siento, de verdad… —Y se marchó.
«Está
claro que los baños calientes y Al, son incompatibles… cada vez que me sumerjo
en el agua, si no es por una cosa es por otra, acaba siempre con él a la
carrera» me viene a la cabeza y me pongo a reír.
Salgo
de su piso, después de considerar la oferta de quedarme a dormir en su cama,
pero pienso en Inés y decido que lo mejor es que me vaya a mi casa, ella querrá
volver a la suya.
Cuando
entro en el salón la veo dormida en el sofá con un libro apoyado en su pecho—
«Cacho perra, está leyendo “Melocotón loco”; si supiera que MI bombero es cien
veces mejor»
—Inés,
ya estoy en casa —la despierto.
—Hola,
¿qué tal todo? ¡¡Cuenta, cuenta!!
—Ha
sido maravilloso, aunque ha terminado…
—¿Qué
ha pasado, no me asustes?
—Una
urgencia, se ha tenido que marchar pitando para el parque de bomberos. Mañana
hablamos con más calma, ¿vale? Estoy agotada.
—Vale
cariño, mañana hablamos, no me puedes dejar así.
—Sí,
sí, mañana hablamos y me explicas qué haces leyendo… eso… —le digo señalando el
libro que tiene en sus manos.
Nos
damos un par de besos entre risas y nos despedimos. Camino a mi cuarto, ya
tecleando en mi grupo de lectura. No son horas, pero mañana cuando se
despierten lo leerán y hasta puedo imaginar algunos de los comentarios.
Chicassssssss
¡¡¡¡Menuda
noche he pasado!!!!!
Este
bombero está hecho de otra pasta
Cómo
se mueve y qué energía.
Dacar
no te vas a creer lo que tengo que contarte,
Pero
ya mañana. Hasta mañana guapísimas.
Descansad
y soñad con bomberos
Sudorosos
hambrientos de placerrrrrrrr.
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