Capítulo 15 El vecino de Al lado

 Por un momento estuve tentada a besar a Lucas, pero luego recordé que ésta era la fantasía de Al. Por mucho que se pareciera a la mía, diablos exceptuando los besos, era mi fantasía. Pero respetaría sus deseos.

Tomé un profundo suspiro y seguí desnudándolo. Sentía mi piel ardiente y súper sensibilizada. Ni siquiera habíamos empezado y yo estaba más que lista para ser follada por donde ellos quisieran. ¿Qué tan loco era eso?

Mientras terminaba de quitar la última prenda a Lucas, para dejarlo gloriosamente desnudo, Al comenzó a besarme el cuello, mientras hacía rodar mis pezones entre sus dedos. 

Me giro para poder besarlo y Lucas se pega a mi espalda, con su pulsante erección moviéndose sobre mi trasero.

Estaba en llamas, ambas pollas estaban presionándose contra mí, dejándome agitada y más mojada. Mi coño sentía la falta y se apretaba, haciendo que mis jugos bajaran por mis piernas. Quería gritar que hicieran algo más, que se apuraran, pero otra vez, ésta era la fantasía de Al, por lo que soporte expectante lo que viniera a continuación.

―Vamos a tomarte, amor ―dijo Al, su voz baja y ronca―. Vamos a hacerlo a la misma vez, los dos vamos a estar dentro de ti. ¿Estás preparada?

―Oh Dios! Si Al, por favor. Dejen de torturarme. Solo podía resollar, pues mi voz se había ido, quién sabe dónde.

―Descuida preciosa, recién empezamos. Dudo que quedes insatisfecha. ―Se rio Lucas.

Lentamente me llevaron a la cama, me dejaron en mitad de la cama. Pero ellos seguían de pie, viéndome.

Cada uno camino por un lado de la cama y se acostaron, dejándome en el medio de ambos. Lucas besó mi cuello, su mano viajando al sur de mi cuerpo. Al tomó mis labios con hambre mientras sus manos se unían a las otras en mi necesitada entrepierna.

Ambos me tocaban demasiado suave, cerca de donde más ansiaba sus manos, pero no ahí. Se burlaban de mí y no había nada que pudiera hacer, salvo sentir.

Cuando estaba dispuesta a suplicar y maldecirlos, ambos dedos entraron en mi cuerpo. Solté un alarido y me corrí duro. Ellos no se detuvieron, comenzaron una danza con sus dedos bien dentro de mi coño y sus bocas en cada uno de mis pechos, mientras hacían durar más las olas de placer que me recorrían por mi reciente orgasmo, increíblemente volví a correrme gritando como una posesa.

Cuando se detuvieron yo era un charco, que solo gemía. Por Dios, ellos recién estaban empezando, no quedaría nada de mí al finalizar la noche.

Gemí alto al escuchar como Al se levantaba, arrastrándome con él.

―Tiempo de recompensarnos hermosa ―la voz de Al me recorrió entera, haciendo que un escalofrío me recorriera la columna.

Volvía a estar en medio de ambos, pero ésta vez, empujaron mis hombros para que me arrodillara. Lo hice. En ese mismo momento ambas pollas estaban frente a mi cara, apuntándome, goteando pre- semen y rogando por mi atención.

Tomé ambas en mis manos y las guie a mi boca. Abrí grande, para poder tomarlas a los dos juntas. Gemí otra vez cuando el sabor explotó en mi boca, era delicioso. «¿Quién quiere comida, cuando tiene estas dos pollas para degustar?». Pensé.

Las saqué de mi boca, chupé una y luego la otra, sin dejar de girar mis muñecas. En ningún momento dejé de mirarlos mientras pasaba la lengua por las puntas. Metí primero una en mi boca y relaje mi garganta y tratando de tragarla toda, la solté e hice lo mismo con la otra. Reprimía los signos de arcadas, porque disfrutaba de ellos.

Las levanté y lavé con mi lengua ambos sacos, los chupé fuerte y cada vez que los soltaba se escucha un “plop”

―Sí, eso es nena chúpanos, llévanos hasta el fondo de tu garganta. 

Comenzaron a tomarme del pelo mientras follaban mi boca por turnos. Así siguieron hasta que mis labios estuvieron hinchados y mi coño lloraba de necesidad.

Al me colocó en deforma que quedara sobre mis manos y rodillas. Ni bien estuve en posición se hundió en mí, con una poderosa embestida. Lancé mi cabeza hacia atrás y grite de placer. ¡Por fin!

Comenzó un ritmo lento pero con fuerza. Lucas se colocó debajo de mí, de manera que su polla quedó a la altura de mi cara y mi coño de la suya.

Pasó su lengua por mi clítoris en el mismo momento en que Al se hundía en mí. No dudé en tragarme su verga hasta la raíz, mientras las dos sensaciones me invadían. Mi cerebro había colapsado y ya no razonaba.

Oí que algo se destapaba, pero nada me importaba, solo la increíble manera en que esos dos hombres me estaban llevando al éxtasis.

En el momento en que sentí algo frío goteando por mi culo me sobresalté, pero no me dieron tiempo a asimilar lo que pasaba, porque en ese mismo instante Lucas metió su dedo en mi coño, junto con la polla de Al.

Grité por sorpresa y el increíble placer que sentía. Lengua, polla y dedo trabajaban en conjunto, sobre estimulándome tanto, que cuando Al metió dos dedos en mi culo para estirarme, prácticamente los chupe hacía adentro.

Lo escuché reír, en conjunto con sus gruñidos.

Y comenzó un nuevo baile, su polla y dedo de Lucas entraban, la lengua y los dedos en mi ano salían. Cuando éstos entraban, los otros salían. Yo solo resollaba, buscando aire.

Cuando estaba a punto de llegar al clímax los muy malditos se detenían y volvían a empezar. Una y otra vez.

―Dioses, me van a matar ―dije entre jadeos

Ellos solo re rieron y siguieron por lo que pareció una eternidad. 

Lucas sacó los dedos, ¡hey! ¿En qué momento habría metió los dos?

Al mismo momento Al sacó su polla y yo me quedé vacía, temblando de necesidad, los hubiera maldecido, pero no sé qué pasó con mi lengua, la sentía pesada. La maldita no servía para nada.

Me levantaron y me llevaron a la cama, Al se acomodó primero, contra el cabecero de la cama, acariciándose su pene, que seguía rezumando pre semen y estaba brillante por mis jugos. 

―Ven aquí nena ―me pidió, sin dejar de tocarse. Yo temblaba por nuestros juegos anteriores, pero con piernas temblorosas me acerqué a él.

Me puso una pierna a cada lado, pero no me penetró. Sus manos rodearon mis caderas para posarse en mis nalgas. Las abrió, presentando mi agujero a Lucas. Giré y la mirada llena de lujuria me dejó sin aire, menos del que ya tenía. Con un jadeo volví mis ojos a Al, tomó mi boca con tanto hambre que creí volar.

De repente sentí la punta roma del pene de Lucas empujando sobre mi ano y me tensé. Nunca antes lo había usado, pero eso no parecía importar en este momento.

―Nena, va a ser más fácil si te empujas contra él ―me señaló Al.

Sentí la quemazón cuando traspasó el anillo de músculos, siseé por la sensación desconocida, pero expectante seguí empujándome despacio contra esa enorme polla.

Mientras el dolor y la quemazón comenzaban a hacerse presentes, Al comenzó a acariciarme el clítoris mientras tomaba uno de mis pechos en su boca. Eso hizo que resurgiera el placer, dejando sólo eso en mi mente. Al momento que quitó sus manos de mí, sentí los testículos de Lucas tocando mi trasero.

Dios, estaba todo dentro mí y no me había partido a la mitad. Un largo suspiro escapo de mis labios.

―No te sientas tan a salvo todavía cielo ―me susurró Al, apoyó su pene en la entrada de mi coño y empujó.

La poca reserva de aire que tenía salió volando. Estaba demasiado apretado, demasiado llena y aun así sabía que no había marcha atrás.

―Relájate y recíbenos ―demandó Lucas contra su cuello, mientras se mantenía quieto, esperando que Al estuviera del todo en mí.

Cuando ambos me empalaron, solo me dieron unos segundos para acostumbrarme, antes de que empezaran una danza en mi interior. 

Cuando uno salía el otro entraba, Lucas presentaba mis pechos para la boca de Al, al mismo Al me sostenía las caderas para empujarse más profundo al igual que Lucas.

―¡Diablos hombre, que estrecha es! ―Jadeó Lucas―. La membrana que separa su culo de su sexo es demasiado fina, puedo sentir tu pene rozando el mío.

―Sí, no vamos a aguantar mucho más ―resolló Al. Y ahí cambiaron el ritmo, ahora ambos entraban y salían al mismo tiempo. Yo no podía hacer más que agarrarme a Al, ya que sentía que iba a partirme en mil pedazos.

Al descendió una de sus manos hacia mi sexo. La sensación de las pollas y la suave presión del pulgar sobre su sexo, la hizo explotar, haciéndola ver toda clase de estrellas y luces bajo sus párpados. 

Y ellos también se corrieron, desbordándola con sus fluidos por ambos agujeros, podía sentir cada pulsación de los hombres, mientas pistoneaban en su interior para alargar el clímax.

Cuando cedieron los espasmos, cayeron a la cama con un revoltijo de brazos y piernas.

Lucas se retiró de ella primera y luego lo hizo Al. Sentí un paño húmedo en ambos lados, pero estaba tan exhausta, que no podía identificar nada.

Mi cuerpo estaba saciado, mi mente se había volado hacía bastante, por lo que ahora estaba más que ausente.

Los sentí acostarse uno a cada lado. Me giré y miré a Lucas, cuando iba a besarlo algo me detuvo, por lo que en cambio le di un beso en la mejilla.

Al mirar a Al, pude ver su amor y su alivio, le rodeé el cuello con un brazo y lo besé.

―Te amo ―dije suspirando, mientras me dejaba arrastrar por el cansancio.

No sé qué me depararía el día de mañana, pero hoy, joder que fue un día para recordar.


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©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ♥ El Rincón de Xulita Minny | 5 de enero 2015